Quirón en la Duodécima Casa

Quirón en la Duodécima Casa

Quirón en la Duodécima Casa indica una herida en lo subconsciente y espiritual. Estas personas pueden sentirse desconectadas de lo espiritual o diferentes. Sanar implica explorar el subconsciente, enfrentar traumas ocultos y ayudar a otros, a menudo descuidando su propio bienestar.

Quirón en la Duodécima Casa conlleva una herida profunda relacionada con lo subconsciente, la espiritualidad y los aspectos ocultos de la vida, es una posición en donde el dolor y el proceso de curación del individuo están profundamente entrelazados con el ámbito de lo no visible. La Duodécima Casa abarca áreas de la vida en las que nos identificamos como algo más que nuestro ego, es el lugar en el que obtenemos perspectivas sobre el ámbito más amplio de la realidad que nos rodea. Lo que cae bajo el dominio de la Duodécima Casa nos impulsa más allá de nuestras experiencias ordinarias de tiempo y espacio, aquí es donde se encuentran los comportamientos escapistas, las adicciones, el misticismo, la meditación y la inmersión en la creatividad, la danza extática, la música y el arte. Es donde nos reconocemos como entidades más profundas que nuestro yo impulsado por el ego, lo que a menudo implica sumergirse en la corriente o flujo de vida que nos rodea.

Cuando Quirón se encuentra en la Duodécima Casa significa que estas áreas de la vida han sido heridas; muchos de los nativos de esta posición durante su infancia experimentan esta herida a través de relaciones con seres desencarnados, como guías espirituales, espíritus de la naturaleza o ángeles. Sin embargo, con el tiempo, estos seres tienden a desaparecer, lo que genera una sensación de desconexión y rechazo del plano espiritual o del tejido más amplio de la realidad que se extiende más allá de nuestras percepciones físicas. Para algunos esta desconexión puede sentirse como un vínculo roto con el propio universo, una sensación de no pertenencia como ser espiritual, puede manifestarse como una herida en la relación de la persona con una fuerza superior o el principio creador del cosmos. Aunque algunas personas pueden no adherirse al concepto de una deidad, aún perciben una relación con la energía de la realidad circundante, con los aspectos intangibles de la existencia. En la Duodécima Casa todas estas experiencias están interconectadas, se trata de nuestra conexión con la energía que impregna el universo y los aspectos invisibles de la vida.

Estas personas a menudo cargan la herida de esta desconexión con el plano espiritual o las facetas ocultas de la vida, algunas son muy conscientes de esta división y se sienten abandonadas por un ser superior o por el Universo, otras pueden no haber explorado la espiritualidad ni la conexión con la naturaleza energética del mundo que les rodea, representando los dos extremos. Sin embargo, el hilo común en esta casa es la herida asociada a una sensación de aislamiento de estas otras realidades, y la incapacidad de sentirse parte de una realidad más amplia que les rodea. Como respuesta algunos pueden tomar las cosas de manera muy literal para evitar desencadenar la herida relacionada con esta desconexión. Por ejemplo, si una persona está rodeada de individuos que parecen conectados con la espiritualidad, la música o el arte de manera inspirada, pero ellos mismos no lo comprenden, esto puede significar una respuesta literal a las energías que no pueden comprender. La Duodécima Casa abarca atributos idealizados y espirituales, pero también el escapismo y la adicción, en este sentido es importante destacar que, aunque Quirón en la Duodécima Casa puede conducir a la adicción o comportamientos escapistas, estos no son los únicos resultados posibles; la adicción puede surgir como una forma de adormecer el profundo dolor de la desconexión, sin embargo, esto no es de ninguna manera cierto para todas las personas con esta posición en su Carta Natal.

Los nativos de Quirón en la Duodécima Casa pueden haber experimentado heridas tempranas relacionadas con secretos, sufrimiento oculto o asuntos espirituales, estas heridas a menudo están ocultas a simple vista y pueden provenir de una sensación de aislamiento, confusión, o la sensación de no encajar en el mundo material, puede haber momentos en sus vidas en los que se sintieron como forasteros o que no encajaban en las normas convencionales. La Duodécima Casa también está relacionada con el inconsciente colectivo, los sueños y el ámbito espiritual, y también es posible que estos individuos hayan experimentado heridas relacionadas con sus creencias o experiencias espirituales, posiblemente sintiéndose desconectados de la religión organizada o las comunidades espirituales.

Con Quirón en la Duodécima Casa las personas a menudo trabajan diligentemente para ocultar sus heridas, la herida puede residir incluso en su subconsciente, pero cuando ocasionalmente emerge instintivamente intentan reprimirla. Paradójicamente también pueden desarrollar cierto apego a sus heridas; en esta posición las heridas a menudo provienen de vidas pasadas, y es posible que los nativos las perciban como parte integral de su identidad. Estas heridas a menudo giran en torno a miedos y traumas de encarnaciones anteriores, profundamente enterrados en sus mentes subconscientes. Quirón en la Duodécima Casa puede manifestarse como desafíos de salud mental o una mayor capacidad psíquica, estas características pueden ser heredadas, y la raíz de la herida podría incluso tener orígenes ancestrales.

Esta posición también puede estar asociada con alguna forma de confinamiento, lo cual podría abarcar el encierro de la mente, el cuerpo o el espíritu. El viaje de sanación para estas personas implica penetrar en su subconsciente y explorar su lado espiritual, pueden necesitar enfrentar y sanar problemas no resueltos de su pasado, especialmente aquellos relacionados con traumas ocultos.

Las personas con Quirón en la Duodécima Casa más allá de identificarse con la figura del sanador herido y trascender la herida en sí, presentan una notoria sensibilidad hacia las energías que los rodean, comprenden su lugar en el vasto tapiz de la existencia y no se aferran a ninguna energía en particular. Esta alta sensibilidad actúa como una antena que capta diversas energías, incluso aquellas que están lejos físicamente, como, por ejemplo, las emociones de algún amigo con el que no han tenido contacto durante años.

Una manifestación común de Quirón en la Duodécima Casa es la tendencia a ayudar y sanar a otros, mientras los nativos descuidan su propio bienestar emocional o espiritual; pueden sentirse atraídos por profesiones espirituales o de sanación como una forma de lidiar con sus propias heridas, lo cual puede llevar a un patrón de auto sacrificio, donde dan tanto a los demás que se descuidan a sí mismos.

Cuando estas personas logran separarse de las energías que fluyen a través de ellas se convierten en ejemplos de cómo manejar estas energías entrantes para otros, en última instancia, su paz proviene de vivir en armonía con las energías a su alrededor, lo que les permite expresar su singularidad. Esto convierte la Duodécima Casa, a menudo invisible, en algo tangible, para estos nativos, esto significa canalizar la energía de la compasión, ser consciente de las diversas energías que los rodean y responder con compasión. Además, poseen una aguda sensibilidad hacia las necesidades y preocupaciones espirituales de los demás, lo que generalmente los hace muy competentes para ofrecer orientación en estas áreas.