Mi hija es mi hija, aunque no es mi hija biológica
Cuando me hija tenía dos años, su madre me confesó que tenía dudas de si era yo el verdadero padre. Decidí no hacer la prueba de ADN. Ella era mi hija y tenía mi apellido y para mí eso era suficiente. Me divorcié de su madre al poco tiempo de saber esto y a la vez ella enloqueció, con internaciones en hospitales psiquiátricos, de los que salía cuando mejoraba. A mi hija la fuimos criando juntos, al igual que a sus tres hermanos más grandes. Siempre pensé que lo mejor era no decirle nada a mi hija, pero su madre se los dijo a sus hermanos. Ella siempre estuvo muy segura que yo no era el padre. Ahora mi hija tiene 13 años y ha llegado el momento de contarle la verdad. Para mí no es fácil porque tengo mucho miedo de hacerle daño. Va a sufrir, ya que quiere mucho a sus primos, a sus tíos y a sus abu los. Es muy difícil como padre tener que enfrentar un momento tan duro y difícil. Entiendo perfectamente a todos los padres que intentan ocultar la verdad. El
Miedo de causarle un daño a nuestro hijo nos paraliza. Quizás lo mejor que pueden hacer los hijos que sospechan que su padre no es el padre biológico es transmitirle las dudas pero fundamentalmente hacerles saber que la verdad les hará bien. Que aunque duela, prefieren saber la verdad para que la relación con el padre adoptivo sea más sana y transparente al basarse en el amor que realmente se tienen sin necesidad de mantener una mentira para que le dé soporte. Es una situación difícil para todos.