VOLVEMOS A LAS ANDADAS

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  PAUDELAIRE

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  • Jueves 11 de Junio, 2015 20:45
  • #1

  VOLVEMOS A LAS ANDADAS

  
  Como si fuese un silencio por las voces respetado
  Igual que una fina lluvia que cala a los transeúntes
  Parecido al alma gris del amante despechado
  Idéntico a la escritura de alguno de mis apuntes
  
  He anotado en mi mano con una tinta imborrable
  El día de tu partida, para que no se me olvide;
  Me quedará la esperanza de que el destino te cuide
  Y que veas, de la vida, desde ahora el lado amable.
  
  Muchas veces he pensado como sería mi mundo
  De no haberte conocido en aquellas circunstancias
  Yo deseando abrazarte y besarte en lo más profundo
  Y tú esquivando mis besos y guardando las distancias.
  
  Ya no concibo la vida en soledad, pero entiendo
  Que haya otros horizontes que te atraigan realmente
  Si has encontrado el amor, que te dure eternamente
  Si tan solo es un capricho, debes de volver corriendo
  
  Y sin pedirme perdón pues eso es algo obsoleto
  Trataremos de ensamblar esas almas divididas
  Por un lado está la mía, ahora un poquito herida
  Por el otro está la tuya, expuesta como un objeto
  
  Un trofeo nada más de un donjuán de pacotilla
  Sin ninguna voluntad de hacerte feliz ni un rato
  Un apunte en su libreta de conquistador barato
  Una espléndida figura para exhibir en la quilla
  
  De un barco sin pagar, que apenas sale de puerto
  Y cada vez que se mueve, navega sin rumbo fijo
  No tengo yate, lo sé, pero en mi pecho hay cobijo
  Para muchas otras almas, un espacio bien abierto
  
  Donde puedes refugiarte de una tormenta en el mar
  O de un rayo furibundo, que acabó con el pasaje;
  Con tal de que a mi esperanza no la vuelvas a matar
  Y aunque podría hacerlo, no te cobraré el peaje.
  
  He anotado en mi mano, con mi letra redondilla
  Algunos versos de amor, para que no se me olviden
  Recitarlos en tu oído es lo que el momento pide
  Aunque puede que merezcas que te lea la cartilla
  
  Sin embargo, aunque el dolor tiene alma de mujer
  También los hombres lloramos, por lo menos una vez
  Lloramos cuando nacemos, y a veces por la altivez
  Que nos lleva a rechazar que se nos pueda querer.
  
  
  
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