No es una forma de pensar, una ideología pasajera, una moda. Todas las culturas, todas las religiones a pesar de su prostitución, todos los libros sagrados del Mundo te lo explican, te cuentan una sola historia, adornada de metáforas adecuadas a su tiempo y lugar: el Mahabaratta, la Biblia, La Torá... no son libros de historia, sino que cuentan la historia más valiosa para el Hombre; indicándole el camino para descubrir su identidad y por tanto sus cualidades divinas, sus capacidades. ¿Quién pregunta sobre el alma?¿Quién es consciente de sus propias dudas? El mayor error es creer que existe algo fuera de nosotros mismos, lo que percibimos con los sentidos no es más que el sueño de la misma Divinidad que hay en nosotros; los demás seres somos nosotros mismos distintamente expresados. ¿si tenemos alma? No tenemos otra cosa y nada más existe aparte de ella en el Universo, pues incluso el propio Universo es su propia creación. Reconocer esto no es despreciar a las personas que nos rodean, ellas comparten nuestra experiencia, nuestro sueño, lo triste es que como la mayoría, son sujetos pasivos, que han olvidado quiénes son y viven encarnados sin saber que el objeto de su encarnación es descubrir quiénes son, y no es otra cosa que lo que llamamos Dios, inherente a nosotros, Creador de toda nuestra percepción, esperando dentro de nosotros y no fuera, a que lo reconozcamos y así poder manejar nuestra vida como buenos hijos igual al Padre; Creadores.